
Lo cierto es que la solución aportada por Jobs resulta, cuando menos, pedestre para un utensilio de lujo que cuesta cerca de la mitad del salario mínimo interprofesional en España (154 euros para el modelo de 16 GB y 231 euros para el de 32 GB). Los remedios que Apple anunció ayer al mundo para contrarrestar las críticas fueron todos de ese calado. No hubo anuncio de retirada del producto. Jobs solo concedió, porque los clientes parece ser que así lo reclamaban -dijo el presidente-, que su compañía regalará la funda (29 dólares) con la que se puede cubrir el aparato y minimizar el problema de pérdida de recepción. Si usted ya la ha comprado, una vez más, le devolverán el importe.
Acostumbrada a triunfar, la compañía no entonó ayer ningún mea culpa. Jobs estaba irritado aunque su voz no lo demostrase. ¿Cómo puede ser que les demos el mejor producto y se quejen?, parecía preguntarse al ser forzado a convocar una rueda de prensa en Cupertino (California) -y abandonar unas vacaciones que disfrutaba en Hawai- para controlar las malas notas de prensa y su caída en bolsa de los últimos días.
Recurriendo a los datos para probar que el asunto de la antena "se había magnificado" porque los periodistas están necesitados de buenas historias, Jobs informó de que desde su puesta en venta, el pasado 24 de junio, se habían vendido más de tres millones de unidades y solo un 1% de los clientes había llamado al servicio técnico.
La imagen de Apple está herida, aunque sin duda, no de muerte. Desde luego, el informe aportado por la bien documentada asociación de defensa de los consumidores Consumer Reports supone un arañazo en la inmaculada firma que hace unos meses superaba en valor a la empresa que parecía imbatible: Microsoft. Con sus iPod, iPhone y iPad, Apple ha obligado un cambio de guardia en el ranking de Wall Street y ha desbancado a la casa de Bill Gates.
Fuente: elpais.com
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